29 de julio de 2021. Hace justo un año, 365 días que me levanté con miedo cómo venía haciendo desde hacía casi un mes. Hoy me he levantado con mucha más seguridad, la boca seca, pero sin mareos, náuseas, ni aquel dolor de cuello.

Con muchísima fuerza e incertidumbre hace 365 días bajé al Hospital San Roque en la 91, al entrar a la consulta, a la médica tan solo le hicieron falta 3 palabras «¿Qué te pasa?» me preguntó «Veo doble y me duele mucho el cuello» respondí. Esas palabras le bastaron para darse cuenta de que algo no iba bien. Me mandó un TAC, nunca imaginé que este tecnicismo sería algo habitual en mi vocabulario.

Yo no lo sabía, pero aquellas imágenes cambiaron mi vida. Han pasado 365 días, pero aún recuerdo el rostro de la médica por el blanco pasillo de la clínica «¿Viniste sola?». «No, mis padres están fuera». «Bien, llámalos. Te tenemos que ingresar»

HIDROCEFALIA, ese fue mi primer diagnóstico. Una semana después me estaban operando de Arnold-Chiari, y unos 20 días más tarde colocando una válvula de derivación ventriculo-peritoneal. Miles de anécdotas, muchas grapas y bastantes paseos por el pasillo de neurocirujía del Negrín.

El 1 de septiembre volví a casa, estaba en una nube, lo sigo estando. Pasaron los meses y fui recuperando, poco a poco, o eso pensaba, vinieron las Navidades, fueron bastante increíbles. Fin de Año, bailé y todo, y llegó 2022, el que iba a ser mi año. Después de aquel fatídico agosto, la cosa tenía que ir a mejor. Lo fue en muchos aspectos, ahí está Kurt Cobain, pero algo no iba bien. Mi cerebro no desinflamaba como debía, por lo que mi neurocirujano me recomendó someterme a una biopsia con neuronavegación, y obviamente yo dije que sí.

A partir de este momento la cosa se oscurece un poco, porque había gente que intuía lo que esa muestra podía revelar y reveló. Yo la verdad, ilusa de mi, hice caer una cortina de humo. No quise asumir lo que estaba pasando. Hasta el día que la jefa de oncología me preguntó «¿Te han contado lo que tienes no?». Ahí la cortina se esfumó y el cansancio y la desesperación se apoderaron de mí. Como arma contra ello tengo a mi perrito, Alvin, que me saca siempre una sonrisa.

Arnold-Chiari, Visión Doble, Válvula, Cáncer. Asimilar todo esto es complicado.

Ha pasado un año, han pasado 365 del peor día de mi vida, y sigo luchando, estoy muy cansada pero, confío en que pasará, esto no dura toda la vida, solo es una racha de mierda. Después de un año me estoy empezando a curar, de eso no cabe duda, hasta mi VI par craneal, el cual dábamos por muerto se está recuperando.

No ha sido un año fácil, la montaña rusa se está alargando bastante, pero no todo ha sido horrible, he aprendido muchas, a golpe de disgusto la mayoría, lo más importante, que hay que estar rodeada de gente que te quiere. Yo siempre he sido una persona amiga de sus amigos y dispuesta a echar una mano donde sea. Y la verdad después de todo lo que he vivido solo puedo dar las gracias. Y decir sin duda alguna que tengo unos amigos increíbles, un novio de cuento, y que estoy rodeada de personas alucinantes. Bueno, ya luego están mis padres, pero eso es otro nivel. Mis padres se merecen, no un artículo, sino un blog entero para ellos.

Hoy 29 de julio de 2022 me parece que han pasado lo mínimo 5 años desde que acabé 2º de bachillerato. Sigo aquí, y eso es lo más importante, ahora no me voy a rendir, creo que la luz empieza a brillar, todavía está lejos pero está. Hace un año mi vida no dio un giro dramático, hizo un triple tirabuzón y ahora toca clavar el salto y saludar a la grada.