
Desconocer a veces resulta una gran virtud. No saber nos puede permitir enfrentar situaciones muy límites con mayor facilidad. Es lo bonito y a la vez curioso del desconocimiento.
Dentro del ámbito médico en el que ahora me desenvuelvo, ocurre, me he dado cuenta. Ocurre que hay unas enfermedades mas tabú que otras. Y que las verdaderamente graves y límites son aplacadas por las tratables y mucho menos graves, solo por su nombre. De esto, me he dado cuenta de la manera más sencilla posible, y me ha parecido importante transmitirlo.
Cuando por WhatsApp desde la cama de urgencias hablaba con mis amigos y les comentaba el hecho de que me habían detectado una hidrocefalia a causa de una malformación llamada Arnold-Chiari. Una enfermedad rara y bastante compleja que afecta al cerebelo, entre otras zonas del cerebro. Nadie se sobresaltaba en exceso. Hacían muchas preguntas, habían palabras de apoyo y me preguntaban que cómo estaba yo.
Aquí vemos cómo la falta de conocimiento hizo minimizar la situación, es lo curioso del desconocimiento, hubo preocupación claro, eso siempre. Ahora bien, quien curioseó acerca de la malformación pudo ser consciente de la gravedad de la misma, y ya no preguntaba tan tranquilamente.
En estos últimos días, una vez asumida la mierda de situación, la he ido comunicando, no por dar pena, sino para poder hablar abiertamente de mi estado sin que nadie se alarme. El hecho, es que anunciar en una reunión de amigos alrededor de pizzas, que «TENGO CÁNCER» provoca un silencio incómodo, genera caras de lástima y oscurece la velada.
Oncología. Cáncer. Radioterapida. Son palabras con una carga inmensa, imagino que por el impacto social y porque hace no mucho eran sinónimo de muerte. Pero ya no. Tener cáncer obviamente no es guay, pero, al menos en mi caso, no es tan dramático, de hecho es mucho menos grave que el Chiari. Para darse cuenta de esto solo hay que ver que a esperas del tratamiento estoy en mi casa haciendo vida normal mientras que a finales de julio de 2021 estaba en una cama de hospital rapada y con una cicatriz que ocupa la mitad de mi cabeza.
Creo que sería bueno, quitarle algo de peso a algunas patologías o al menos no alarmarnos tanto con solo oirlas, para el paciente es más llevadero, eso lo puedo asegurar. No todo es tan alarmante por llevar una etiqueta que pone Oncología.
Hasta aquí el artículo de hoy.
Gracias por leerme.
Hablamos en el próximo artículo.
Mucho ánimo y fuerza Helena! Tu franqueza traspasa la pantalla al leerte. Te enviamos un abrazo muy fuerte!
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